“Peligro: vecinos al lado de MI casa”

Hasta hace unos días atrás era una de las personas mas agraciadas en este mundo ¡Ahora me doy cuenta! ¡Si será!
Tengo vecinos. Tengo vecinos y no sabía lo que era eso. No es que viva en el medio del campo y solo de compañía tenga una hermosa antena de DirecTV. Pero en mi manzana solo hay tres casas habitadas, el resto solo son de veraneo. Los que viven todo el año están a unos cincuenta metros y son gente adulta, digamos, con un poco de noción de lo que es el respeto a la integridad intima ¿?
Pero ahora tengo vecinos. Una pareja, de jovencitos, la chica de 21 y el apenas unos años mas. Si, vecinos. Esos que están al lado de tu casa, a metros tuyos mientras queres pegar un ojo, mientras queres salir al patio tranquila y los escuchas pelear por el pedazo de carne que le dieron al perro, por el desorden, por la canilla rota. Antes de ayer, escuché en casa unos golpecitos, después otros y otros, y ya sabiendo que podía ser ni lo quise imaginar, hasta que apareció el sonido de un bajo. ¡¿Una batería al lado de mi casa, un bajo?! Les juro que casi agarro la cuchilla de cocina y se las clavo en la puerta a lo mensaje amenazador, o pensé en golpear unos baldes y hacer ruido cuando terminen, para que sientan lo que es molestar a la gente; pero me contuve. Eran las diez, las once, y si llegaban a pasar de las doce de la noche se les pudría el rancho. Doce y diez volvió la paz. Pude dormir, encima con lo que me cuesta dormir ultimamente. Insomnio y vecinos ruidosos: un combo grande y con sonrisa incluída.
Supongo que la mayoría de la gente sabe lo que es la adorada vecindad. Algo terrible, un zumbido en el oído, un levantarte con la voz de otra persona, saber quién fue al baño, y hasta saber qué comen cuando los perros le rompen la bolsa de basura y te la arrastran…a la vereda tuya. ¡Divino, comieron pescado; está indispuesta, ayy le viene los mismos días que a mí, que casualidad! ¡Mira como chuparon whisky! Y ese tipo de cosas ¿Seré yo la loca que esta mas pendiente de los demás que de mí? No sé, pero si siguen con sus ensayos de garage a las once de la noche retumbando en mis oídos, sacaré la cuchilla y se las clavo en la puerta. Eso sí, sabrán que es alguien de mi casa, por que otros vecinos no hay. Ellos nos tienen a nosotros y nosotros a ellos. Un amor ¿no?